domingo, 17 de marzo de 2013


INTRODUCCION:

En el momento actual, a nivel nacional e internacional, vivimos una crisis social que se ha agudizado por la violencia y el incremento de la desigualdad, donde difícilmente se aprecia y respeta la diversidad y por el contrario se favorecen prácticas de inclusión, que pueden observarse cotidianamente en cualquier espacio de interacción social (familia, escuela, trabajo, comunidad).

La educación para todos (EPT) surgió como iniciativa internacional en la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos, celebrada en Jomtiem Tailandia en 1990, su objetivo fundamental fue: extender los beneficios de la educación a cada ciudadano en cada sociedad (Seminario UNESCO:2011).

En este sentido debemos de tener claro que es un deber y compromiso de la escuela y sus actores, general acciones que reviertan estas problemáticas favoreciendo la inclusión, a fin de lograr una Educación Para Todos (EPT).

Por ellos el interés en favorecer la educación inclusiva, en particular las expresiones locales, la pluralidad lingüística y cultural del país, y a los estudiantes con necesidades educativas especiales con o sin discapacidad y con aptitudes sobresalientes (AEB:2011:16).

La educación es un derecho fundamental y una estrategia para ampliar las oportunidades, instrumentar las relaciones interculturales, reducir las desigualdades entre grupos sociales, cerrar brechas e impulsar la equidad.

Por lo tanto, al reconocer la diversidad que existe en nuestro país, el sistema educativo hace efectivo este derecho al ofrecer una educación pertinente e inclusiva.

Permitente porque valora, protege y desarrolla las culturas, sus visiones y conocimientos del mundo, mismos que se incluyen en el desarrollo curricular.

Inclusiva porque se ocupa de reducir al máximo la desigualdad del acceso a las oportunidades, y evita los distintos tipos de discriminación a los que están expuestos, niñas, niños y adolescentes.

Es posible incluir a todos los alumnos en las aulas siempre que los educadores hagan el esfuerzo de acogerlos, fomentar las amistades, adaptar el currículum, graduar las prácticas. No obstante, la inclusión plena no siempre se desarrolla con suavidad. En consecuencia, es vital que los adultos opten por la salida fácil de excluir al niño, si no que busquen soluciones para lograr la inclusión social satisfactoria.

Debe promoverse entre los estudiantes, el aprecio y respeto por la diversidad en dos dimensiones: por un lado al propiciar prácticas que motiven el reconocimiento y tolerancia a las diferencias; es decir, que cada alumno y alumna sea respetado y reconocido a partir de su individualidad, de sus capacidades, estilos y ritmos de aprendizaje, integrándolos de forma proactiva en la clase, en la escuela y en la comunidad, fomentando a través del trabajo áulico un ambiente propicio para el diálogo y el trabajo colaborativo.

Se debe orientar a los alumnos para el aprecio y reconocimiento de la pluralidad social, cultural y lingüística, (aspectos que distinguen a nuestra nación al ser un país multicultural).

“Para el logro de estos principios se debe planificar, instrumentar y ejecutar un currículum inclusivo, que enfatice las fortalezas y se adecúe a las necesidades de todos los niños en el aula, de forma que todos tengan éxito en su aprendizaje y participen en igualdad de condiciones.” Seminario UNESCO:2011.

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